lunes, 26 de febrero de 2018

WALKING DEAD II

César Platas Brunetti

En un post anterior comenté esta especie de hipnosis colectiva que nos mantiene
abducidos por la pantalla del móvil y ajenos a todo lo que ocurre alrededor. Lo hablé
con varios amigos y concluimos que era muy triste ir andando por la vida cual zombis
tecnológicos; sin presar atención a la maravillosa vida que nos rodea.

Sin negar las indudables ventajas que aporta la tecnología, debemos
redescubrir las de vivir en sociedad. Una de ellas consiste en la posibilidad de
interactuar; de compartir nuestro espacio vital con otros seres humanos sin artificios
tecnológicos de por medio. Tener noticias de un amigo lejano es genial, pero abrazarlo
en vivo y en directo es muchísimo mejor. Si estás de acuerdo con esto actúa en
consecuencia con los que te rodean y piensa: “Si no nosotros ¿quién?, si no ahora
¿cuándo?, si no aquí ¿dónde?”.



lunes, 19 de febrero de 2018

WALKING DEAD

César Platas Brunetti

Cuando triunfa una serie entre el público, siempre uno se pregunta ¿por qué
será? La mayoría de las veces no hay una respuesta clara. Aunque en algunos casos
sólo hay que ver un poco a nuestro alrededor. Cuando comenzó la serie “Walking
dead” me pregunté si habría algo a nivel social que entonara con la serie más allá de
lo obvio.


Caminando por la calle, observaba a la gente que pasaba a mi lado. Casi todos
miraban las pantallas de sus teléfonos inteligentes (aun no entiendo porque les llaman
inteligentes, ¿será porque nos hacen tontos a nosotros?) y ¡eureka! Lo vi clarísimo.
Todos eran como muertos vivientes: andaban torpemente, dando empellones,
tropezaban unos con otros. Y realmente lo eran ya que estaban muertos para
interaccionar con el medio, con la gente que les rodeaba. Quizás estaban en
comunicación con alguien vía internet, pero desde luego no estaban presentes en el
aquí y en el ahora.

Y mientras tanto la vida pasa.

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domingo, 18 de febrero de 2018

El León sediento

César Platas Brunetti

"En una lejana sabana africana, andaba perdido un león. Llevaba más de veinte días alejado de su territorio y la sed y el hambre lo devoraban. Por suerte, encontró un lago de aguas frescas y cristalinas. Raudo, corrió veloz a beber de ellas para así, apaliar su sed y salvar su vida. Al acercarse, vio su rostro reflejado en esas aguas calmadas.
 
– ¡Vaya! el lago pertenece a otro león (pensó y, aterrorizado, huyó sin llegar a beber).

La sed cada vez era mayor y él sabía que de no beber, moriría. A la mañana siguiente, armado de valor, se acercó de nuevo a lago. Igual que el día anterior, volvió a ver su rostro reflejado y de nuevo, presa del pánico, retrocedió sin beber Y así pasaron los días con el mismo resultado. Por fin, en uno de esos días comprendió que sería el último si no se enfrentaba a su rival. Tomó finalmente la decisión de beber agua del lago pasara lo que pasara. Se acercó con decisión al lago, nada le importaba ya. Metió la cabeza para beber… y su rival, el temido león, ¡desapareció!".

Muchos de nuestros temores son imaginarios. Sólo cuando los enfrentamos, desaparecen. No dejes que tu fantasía descontrolada usurpe el lugar de la realidad, ni te pierdas en las creaciones ilusorias y reflejos de tu propia mente.



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